lunes, 5 de diciembre de 2011

Todo pasa

    Comprobé una vez más la importancia de estar rodeados de personas que te amen, te valoren, te conozcan. Si,  te conozcan realmente, con tus distintas tonalidades: blancos, grises, negros, rojos, azules y verdes. Porque cuando crees que el cielo se desploma y la tierra se divide en dos pedazos estando tú justo en el quiebre, son esas personas que con una palabra, una frase, una mirada o una caricia, hasta con un aliento! te halan por un brazo y te rescatan del cielo desplomado y la tierra dividida; te dibujan un cielo más hermoso (el que realmente debes ver, el que te regala el Universo), te plantan flores en las heridas de la tierra, y te recuerdan que somos humanos, caóticos por naturaleza, sensibles a la entropía, y que aún así, todo pasa. Te ponen un espejo enfrente para que poco a poco te vayas asomando en la medida que tu coraje y sinceridad te lo permitan, para que te observes de a poquito a poco, al fin, tal cual eres. 

En mi caso, me he pintado de colores que no son, no importan las razones en este momento, y son las personas que me aman, un recuerdo de mi esencia... son mi espejo al final del túnel.

A partir de mi reflejo, si importarán las razones... porque son esas razones, las cenizas del ayer, y el fuego del mañana.

Todo pasa...

D.C.

Posdata: se sucederá hasta que logre yo misma ser mi espejo. Mientras tanto, escribo para crearlo.

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