sábado, 24 de septiembre de 2016

Los cisnes ( I ) - Rubén Darío


¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello 
al paso de los tristes y errantes soñadores? 
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello, 
tiránico a las aguas e impasible a las flores? 

Yo te saludo ahora como en versos latinos 
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón. 
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos, 
y en diferentes lenguas es la misma canción. 

A vosotros mi lengua no debe ser extraña. 
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez... 
Soy un hijo de América, soy un nieto de España... 
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez... 

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas 
den a las frentes pálidas sus caricias más puras 
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas 
de nuestras mentes tristes las ideas oscuras. 

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas, 
se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas, 
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas, 
y somos los mendigos de nuestras pobres almas. 

Nos predican la guerra con águilas feroces, 
gerifaltes de antaño revienen a los puños, 
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces, 
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños. 

Faltos del alimento que dan las grandes cosas, 
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos? 
A falta de laureles son muy dulces las rosas, 
y a falta de victorias busquemos los halagos. 

La América española como la España entera 
fija está en el Oriente de su fatal destino; 
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera 
con la interrogación de tu cuello divino. 

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? 
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? 
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? 
¿Callaremos ahora para llorar después? 

He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros 
que habéis sido los fieles en la desilusión, 
mientras siento una fuga de americanos potros 
y el estertor postrero de un caduco león... 

...Y un cisne negro dijo: «La noche anuncia el día». 
Y uno blanco: «¡La aurora es inmortal! ¡La aurora 
es inmortal!» ¡Oh tierras de sol y de armonía, 
aún guarda la Esperanza la caja de Pandora!

Rubén Darío

Perdónenme


[Gracias a Dios]

Declaro:
Me perdono.

Me perdono por mi ignorancia consciente, 
por hacer caso omiso a tus alertas, 
por ser impaciente conmigo y el Universo, [violar el ritmo]
por las mentiras ocultas, 
por el ego maquillado, 
por los viajes en el viento.

Me perdono por mis fracasos, 
por mi muerte más preciada,y, en sí, 
por todas mis muertes. 

Me perdono por tapar el Sol con un dedo, 
por mi ceguera, 
por mis pedazos arrancados.

Me perdono por mis simplicidades y exageraciones, 
por no estar atenta, [presente despreciado]
por no estar.

Me perdono por los hurtos, 
por los gritos y
por las omisiones, 
me perdono por la edición [inoportuna].

Me perdono por viajar en el tiempo y 
por no pedir tiempo. [Pausas deseadas]

Me perdono por las reglas y
por los deberes. [Perfección hipócrita]

Me perdono por no hacer valer cada rayo de Sol y
cada aire de Luna.[Ser normal]

Me perdono por abusar del Siempre y del Nunca.[Excesos]

Me perdono por tomar asientos que no correspondían y
por desdeñar otros.

Me perdono por no poder perdonarme y 
por no perdonar a aquéllos. [Antes]


Gabriela Mayora

viernes, 23 de septiembre de 2016


Me arropo con el tul invisible que me aleja del resto y me protege del toque. 
No, no tocar. 

Gabriela Mayora



Una lágrima al borde del abismo que cubro con caricias de una roja rosa refleja mi verdad.

Mi verdad hoy es una oruga.

Gabriela Mayora

martes, 20 de septiembre de 2016

Tiempo XI




El tiempo es el puente que facilita la transición de la comprensión, aceptación, sanación y crecimiento. Que sea HOY hasta donde lleguen tus pies y tus suspiros.

El respeto al tiempo resulta inexorable para vivir.




[Que no se te escape pero que tampoco te atrape]


Gabriela Mayora

viernes, 2 de septiembre de 2016

Aprender



Se aprende a callar cuando se escucha gritar. 
Se aprende a escuchar cuando se toca el silencio.

Gabriela Mayora 

Los sueños se encienden y se apagan





Los sueños se encienden y se apagan mientras el corazón, conversando con el pensante, descubre su verdad y su ilusión, y el ese qué se yo de la intuición decide hablar, tocar o abrazarse con el amigo silencioso. 


Gabriela Mayora

El amanecer


El ocaso se hizo tras la dura batalla de dos almas aferradas a la esperanza,
se hicieron a un lado arañando deseos, 
viviendo ilusiones,
sin acompasar el ritmo de la aguja punzante, certera, sabia, 
se convirtieron en sacos de apuestas, 
y, olvidaron,
olvidaron que el amor nace como el Sol al amanecer.

Que la Luna perdone los futuros forjados sin amor, 
y que le dé paso al Sol cuando quiera amanecer.

[Perdón]

Gabriela Mayora