El ocaso se hizo tras la dura batalla de dos almas aferradas a la esperanza,
se hicieron a un lado arañando deseos,
viviendo ilusiones,
sin acompasar el ritmo de la aguja punzante, certera, sabia,
se convirtieron en sacos de apuestas,
y, olvidaron,
olvidaron que el amor nace como el Sol al amanecer.
Que la Luna perdone los futuros forjados sin amor,
y que le dé paso al Sol cuando quiera amanecer.
[Perdón]
Gabriela Mayora
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