martes, 16 de agosto de 2016

Oda a la felicidad I


Aprendí a ser feliz, 

con mi Ser y mi amor, 

con mi álter ego, 

con mis pasos y mis retrocesos, 

con todos los colores de la caja de creyones, 

con las polaridades y sus significados, 

con los amores,

con las presencias y ausencias, 

con mis muertes y mis vidas; 


Aprendí a ser feliz,

con las canciones lanzadas al viento, 

con el llanto y las risas inexorables, 

con el silencioso amigo, 

con el odioso reloj, 

con las divinas y asombrosas casualidades, 

y las más sublimes causalidades,

con mis desvaríos, 

con mis excitaciones, 

y mis depresiones.



Aprendí a ser feliz con mis pecados y tentaciones, 

con mi hambre y mi sed, 

con mis reflejos y secretos, 

con mis texturas y sabores, 

con mis apuestas y sus resultados,

con mi vergüenza.


Aprendí a ser y estar, 

aprendí a aceptar y a reclamar, 

aprendí a ver y a escuchar.


Aprendí que aprendo en cada respiro que doy.

Aquí estoy hoy y para allá voy.


¡Aprendí a ser feliz!


(Soy un instrumento de la naturaleza que honra la vida.)

Gabriela Mayora       

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