domingo, 7 de julio de 2013

Atada


 Tengo la sensación de estar desnudándome un poco después de estar atada mucho tiempo. 

 Estoy soltando las correas de mi prisión, 
 arañando la tela de esta camisa, 
 viendo paulatina y aceleradamente luces y colores con los ojos aún legañosos   por la clausura precaria, 
 mientras todo mi cuerpo expresa con sus olas sin cesar que quiere salir ahora. 

Mis brazos forcejean súbitamente por el despertar del letargo, 
siento la presión de mis dedos al resistirse al amarre, 
las venas se hacen notar con la dureza de mi temple. 

Mi voracidad se hace sentir en mi garganta mientras vocifero bramidos de desesperación y hambre de libertad, 
mientras mis piernas patean el suelo solitario y oscuro, 
y rompo a mi velocidad el amarre en el que me encuentro. 

Me suelto. Me libero. Corro, salto, me caigo, me levanto, vuelvo a correr. 

Me detengo y respiro mis fuerzas, mis deseos y ansias, huelo la pureza de mi esencia, sin tabúes, salvaje, consciente, herida y remendada, amada y odiada, temida y alabada, marchita y viva, vilipendiada y bondadosa, dura y suave, cálida y fría, humana.

Observo, me observo y comienzo a caminar a mi ritmo. 


GM



No hay comentarios:

Publicar un comentario