domingo, 7 de julio de 2013

La nostalgia


La nostalgia es una emoción dulce y agria al mismo tiempo, como lo son muchísimas otras cosas que existen, que tiene más de un significado a la vez. 

La nostalgia nos permite lamentar y agradecer. 

Lamentamos la dicha gozada en algún momento; el vivir instantes únicos que pudimos pensar ridículamente ingenuos que podían estar presentes para siempre. Podemos extrañar ese sentimiento de satisfacción que nos hacía sentir pletóricos de éxtasis, de agradecimiento, de felicidad, de saciedad.  La nostalgia me hace lamentar los hechos -que actualmente podemos no estar parcializados en decir si son resultados del infortunio o más bien de la fortuna- que originaron que hoy estemos añorando aquel momento, aquella persona, aquella situación o estadio, en vez de estarlo experimentando en la actualidad.   

A su vez, la nostalgia nos da rienda suelta para agradecer; si, agradecer el que nosotros hayamos sido protagonistas de una historia particular de éxito, de amor, de amistad, de dicha, de diversión, de placer, entre otras tantas que podamos catalogar como feliz, donde fuimos felices plenamente, pero que siguió el flujo normal de la vida. Esto de agradecer es importante hacerlo consciente, porque no siempre nos damos cuenta que es especial, que aunque nuestro deber y derecho como ser viviente es ser feliz, no todo el mundo toma la decisión de serlo verdaderamente aunque sea por un minuto.

Aunque mis ojos y mi ser se llenen de agua como un cenote al sentir nostalgia por un ser que no está hoy, por un momento de felicidad, por un instante mágico, por un hecho de consciencia absoluta, también me permiten agradecer porque hoy tengo un recuerdo satisfactorio de mi vida. Y ambas perspectivas me construyen. 


GM

No hay comentarios:

Publicar un comentario