domingo, 25 de agosto de 2013

" La caracola "


 Hoy Domingo 25 de agosto de 2013 a las 10:15 pm entré en el proceso de darme cuenta de algo. Me dí cuenta que soy un caracol. Sí, soy un caracol.  Cuando me duele algo en mi interior, cuando realmente suelto aunque sea una lágrima dentro, no de esas lágrimas que salen de mis ojos, sino de las que nadie ve, ni siquiera yo; cuando duele tanto que no puedo soltar ni un alarido, me escondo dentro de mí, y a partir de allí lo que verás no seré yo, sino mi coraza. Me escondo, si. 

Mis seres queridos me lo han reclamado bastante. Algunos me dejan tranquila hasta que yo decida salir, otros me buscan sin cansancio hasta sacarme por las fuerzas de ese oscuro y frío escondite, y aunque me resisto, discuto, lucho por no salir, agradezco que me saquen porque sólo así puedo volver a respirar de nuevo. 

Al fin lo acepto. Me escondo cuando tengo una herida y busco cicatrizar sola, sin ayuda. Un poco orgullosa, auto-flagelante? Quiza. Pero es imposible, siempre he necesitado un poco de apoyo para curarme y obtener la cicatriz resultante. Siempre converso con otros que gracias a Dios no tengo casi cicatrices en mi cuerpo, pero es mentira. Las cicatrices que realmente importan son otras, y de esas si tengo unas cuantas. Algunas son mi responsabilidad. Pero al final de todo, esas cicatrices son muestras de que he vivido apasionadamente, sin dudas, estos 24 años que hasta ahora tengo. Hasta hoy, creo tener la dicha de no me arrepentirme de ninguna de mis acciones.

A partir de hoy, decido intentar cambiar ese reflejo que tengo. No porque me lo pidan, sino que la soledad en estos casos no me ayudan. Lo reconozco. No prometo lograrlo, pero por lo menos voy a tratar de vivir mis duelos de una forma más sana para mi. 

P.D.: Por eso he cerrado este blog unas dos veces, creo. Porque he estado de duelo. Es entendible porque estas letras son mi yo puro.

Gabriela Mayora

No hay comentarios:

Publicar un comentario