viernes, 20 de enero de 2012

El perdón y el amor


Mi abuelo materno sufrió un ACV. En realidad creo que fueron dos o tres, ya no recuerdo. Y sobrevivió. Lo que si recuerdo muy bien es que tenía escasas posibilidades de hacerlo, y lo hizo, sobrevivió.

Nunca habíamos tenido él y yo una relación muy íntima que digamos. Desde mi infancia lo había visto una o dos veces por año, hasta ahora. Y eso, porque mis padres me llevaban a su lugar de trabajo. Parecía que vivía allí, en su oficina. Lo recuerdo en ese entonces como un hombre muy serio, y que vendía de todo, parecía un comerciante y su oficina su tienda.

Él ha sido causa de traumas y necesidades no satisfechas de mi mamá y su hermana, mi amada tía. Nunca fue muy apegado a ellas tampoco. Se separó de mi abuela, su esposa, hace bastantes años. 

Nunca he extrañado esa relación, abuelo-nieta. Nunca la he tenido ni presenciado por terceros, así que no se cómo es, por tanto no la he extrañado. Sin embargo, creo que mi madre y mi tía, si han anhelado una relación padre-hija desde hace mucho tiempo... sólo que se dieron por vencidas y aceptaron la realidad. Supongo que pensaron que cualquier relación se compone por mas de una persona, mínimo son dos personas las que participan y le ponen amor a ellas. Yo lo pensé así.

Sin embargo, desde que sufrió el ACV, o los ACV, mi mamá y mi tía se han hecho cargo de él. Vive con mi tía, de hecho. Y mi mamá se lo trae por temporadas a nuestra casa. Ellas velan por su vida, por su bienestar y comodidad, por sacarle sonrisas diariamente, y por hacerlo sentir útil y parte importante de la familia. Mi mamá y mi tía buscan todos los días la manera de hacerlo feliz.

Y es que sus habilidades motoras y de raciocinio se vieron afectadas. Prácticamente tuvo que aprender a hablar y hacer otras cosas de nuevo... se le borraron muchas cosas de su memoria. Me resulta casi increíble como en minutos, mi abuelo perdió tanto de sí mismo, pero por otra parte, como recuperó otras que él había destruido paulatinamente desde el nacimiento de sus hijas. La vida puede ser tan irónica ...

Hoy en día, la vitalidad y felicidad de mi abuelo, es garantizada por sus hijas con mucho amor y dedicación. Creo que él nunca se siente solo. Y nosotros, sus hijas, hermanos y nietas, somos felices de que esté entre nosotros. Creo que hasta mi abuela lo hace...

Hoy, estamos disfrutando a mi abuelo, y lo que más me alegra, y me sorprendo a veces sonriendo sola por ello, es que especialmente mi mamá y mi tía, están disfrutando después de tanto tiempo, a su padre y él a sus hijas.

------> [Las segundas oportunidades existen, y si somos testarudos y no las buscamos o aprovechamos, el Universo se encarga de buscarlas por nosotros. Y es que creo que el amor es lo único más fuerte que la muerte]

D.C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario