Con las pocas huellas que he dejado hasta el momento, me he dado cuenta de algo:
¡El ser humano es sorprendente!
Sorprendente por lo amplio y hermosa que es su mente, su corazón y lo sublime de su espíritu.
Pero también es sorprendente, porque aún siendo su esencia como la de un ave que tiene libertad para volar y recorrer el espacio que desee, es el mismo ser humano el creador y alentador de látigos, jaulas, y muertes sin vida. ¿Por qué privarnos de la felicidad?
Hay noches que ni la Luna puede acariciar, pero no es justo obligar a la noche a existir, cuando no es.
¡El ser humano es sorprendente!
Sorprendente por lo amplio y hermosa que es su mente, su corazón y lo sublime de su espíritu.
Pero también es sorprendente, porque aún siendo su esencia como la de un ave que tiene libertad para volar y recorrer el espacio que desee, es el mismo ser humano el creador y alentador de látigos, jaulas, y muertes sin vida. ¿Por qué privarnos de la felicidad?
Hay noches que ni la Luna puede acariciar, pero no es justo obligar a la noche a existir, cuando no es.
D.C.
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