Te toco y decido sentirte.
Tus lágrimas ruedan por mi cara,
tu corazón atormentado late en mi pecho,
y tus lamentos son míos por momentos.
Te quiero sin dolor alguno,
deseo apoderarme de tu sufrimiento
y hacerlo desaparecer junto al viento.
Te quito la culpa que no tienes,
borro la vergüenza que no debes,
y te elimino el juicio que no mereces.
Y cuando busques a tu alrededor una mirada cómplice,
una mirada para asegurarte de que no estás solo,
una mirada junto a la cual puedas celebrar la vida,
allí estará mi alma reflejada en mis ojos, solo para
ti.
Al fin comprendí mi deseo, sólo quiero cuidar de ti.
GM
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