martes, 2 de abril de 2013

Poema de Andrés Eloy Blanco


“…Madre, si me matan,
no me entierres todo,
de la herida abierta sácame una gota,
de la honda melena sácame una trenza;
cuando tengas frío, quémate en mi brasa;
cuando no respires, suelta mi tormenta.

Madre, si me matan,
no me entierres todo.
Madre, si me matan,
ábreme la herida,
ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo
y esa pobre mano por la que me matan,
pónmela en la herida por la que me muero.
Llora en un pañuelo que no tenga encajes;
ponme tu pañuelo
bajo la cabeza, triste todavía
por las despedida del último sueño,
bajo la cabeza como casa sola,
densa de un perfume de inquilino muerto.
Si vienen mujeres, diles, sin sollozos:
-¡Si hablara, qué lindas cosas te diría!

Ábreme la herida, ciérrame los ojos...
Y una palabra:
JUSTICIA
escriban sobre la tumba
Y un domingo,
con sol afuera,
vengan la Madre y las Hermanas
y sonrían a la hermosa tumba
con nardos, violetas y helechos de agua
y hombres y mujeres del pueblo cercano
que digan mi nombre como de su casa
y alcen a los cielos cantos de victoria,
Madre, si me matan…” 
 
Andrés Eloy Blanco. Mayo de 1929.

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